Definiendo de inicio diremos que la circuncisión es un procedimiento quirúrgico que consiste en cortar el prepucio que es la fina capa de piel que cubre el glande (cabeza del pene) y que tenemos todos los varones al nacer.
La circuncisión tiene una historia bastante interesante pues se remonta a periodos bíblicos cuando Dios ordena a Abraham a circuncidarse y a su descendencia como parte de un pacto, desde entonces la circuncisión se realizará por motivos religiosos, culturales o médicos y a través de la historia ha tenido “pros y contras” incluso se dice que afecta los derechos humanos. Aunque está claro que ninguna sociedad médica recomienda la realización de esta práctica de manera rutinaria en los recién nacidos si tiene una clara indicación médica que es el punto que me interesa tocar.
Desde el punto de vista médico la circuncisión tiene dos indicaciones precisas que son la fimosis y la balanitis. Fimosis es la incapacidad que la persona tiene de descubrir el glande (cabeza del pene) debido a una estrechez en la hendidura de su prepucio o porque este se ha cerrado a partir de múltiples cicatrizaciones causadas por infecciones y se presenta habitualmente en pacientes diabéticos y que incluso pudiera ser la primera manifestación de esa enfermedad y causa problemas en la actividad sexual del varón y complicaciones con su aseo personal e incluso en los pacientes mayores que habitualmente necesitan de asistencia puede interferir en la mecánica de orinar pues hay ocasiones en que llega a “taparse” por completo.
La otra razón es las infecciones del prepucio o balanitis que cuando son recurrentes no existe mejor tratamiento para tratarla que la circuncisión.
El procedimiento se realiza con anestesia local, es de carácter ambulatorio (el mismo día está el paciente en casa) y sus riesgos son mínimos aunque como cualquier procedimiento quirúrgico está el paciente expuesto a infecciones o hemorragias, sin embargo la evolución es buena y rápida, suele haber ciertas molestias durante la cicatrización (el cuerpo deberá sanar una herida) y ser le recomendará al paciente guardar reposo unos días pero generalmente hacia la segunda o tercera semana la persona estará en sus actividades rutinarias sin problema alguno.
En resumen, la circuncisión independientemente de las cuestiones de índole religioso o cultural tiene una indicación médica precisa, no hacerla cuando el paciente lo necesita puede llevar a riesgos futuros, la incapacidad de poderse asear lleva a acumular secreciones potencialmente cancerígenas además de las molestias propias con la micción que puede ocasionar infecciones urinarias repetitivas o incluso durante el evento sexual.
Buen día para todos, Atte.
Dr. Néstor Ceballos C.
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